Hay determinadas personas que me enganchan desde el principio.
Por lo que saben y por como lo cuentan.
Cuando me encuentro con alguien así, me pego como una rémora.
Hacen que no piense en nada y me centre exclusivamente en lo que están contando, sobre todo si es algo que me gusta.
Bueno, pues la persona que hoy os traigo lo reunía todo, sabiduría y una forma elocuente de contarlo.
Mi querida amiga Te Ata fue una storyteller, nativa americana de la tribu Chickasaw.
¿Lo tuvo fácil?
¡Uy, qué va! Imagínate, principios del siglo XX, una nativa americana llegando a Broadway ¿nos volvimos locos?
Pues sí, nos volvimos locos.
Comencemos desde el principio.
Empezaré diciendo que Te Ata era una niña muy lista.
Estudió en un internado para chicas, y de ahí pasó a la Universidad de Oklahoma para Mujeres en 1915.
Durante el tiempo que estuvo en la Universidad trabajó como ayudante en el departamento de teatro.
Y en su último año, en 1919, realizó su primera actuación pública contando historias del pueblo Chickasaw.
¡Lo qué gustó!
Tanto es así que, tras graduarse, comenzó una gira por Estados Unidos, lo que hizo que le empezase a picar el gusanillo de Broadway.
Siguió formándose en teatro hasta que un día cogió todos sus bártulos y se presentó en la Universidad Carnegie en Pittsburgh, Pensilvania.
¿Por qué?
Porque había recibido por correo la negativa a una audición de acceso.
Pues allí se plantó y no paró hasta conseguir que la auditaran.
Y como ya sabéis que todo esfuerzo tiene su recompensa, Te Ata lo acabó consiguiendo.
Después de un tiempo se mudó a Nueva York.
Se ganaba la vida actuando en fiestas privadas y recepciones, mientras realizaba una audición detrás de otra para conseguir un papel en una obra teatral de Broadway.
En una de éstas fiestas privadas conoció a Eleanor Roosevelt, mujer del que sería presidente de los Estados Unidos, con la que mantuvo una gran amistad a lo largo de toda su vida.
Todo lo que había dejado en barbecho acabó dando sus frutos y acabó actuando en varias producciones de Broadway.
Aunque finalmente decidió centrarse en lo que más le gustaba, contar la historia de su pueblo Chickasaw y la de otras tribus nativas americanas.
Llevó sus historias por Estados Unidos, Latinoamérica y Europa. Actuó ante el presidente Roosevelt y el rey Jorge VI de Inglaterra.
Y la conocemos hoy en día gracias a que no aceptó un “no” por respuesta.
La confianza que Te Ata tenía en ella misma es la que le falta a muchas personas para dar el paso.
Si eres una de esas personas, decirte que si no lo intentas no lo sabes.
Yo te propongo una red de protección.
Estaré contigo en todo momento, si te caes te ayudaré a gestionar la frustración para que te levantes con más ganas y pierdas el miedo al fracaso.
Lo que hoy es un fracaso mañana puede ser una victoria así que te enseñaré a tramitar el tiempo de espera.
Y sobre todo a poner en marcha tu voluntad, sin ella nunca llegará el movimiento.
¿Qué cómo se accede a la red de protección?
Pues muy sencillo, reserva tu primera sesión gratis, me cuentas tus movimientos y nos ponemos al lío.
¡Así de fácil!
Si quieres conocer un poquito más a Te Ata, en el 2016 estrenaron una linda película sobre su vida titulada «Mi nombre es Te Ata»