Cuando tenía dieciséis años vi una película titulada “Rebeldes del swing” ¡Lo qué me gustó! La historia, la intrahistoria, la música, la fotografía… y por encima de todo porque conocí a Django Reinhardt.
Imaginaros en 1993, los medios que tenía para saber más de éste hombre. Pero no, no fue un problema para mí. Soy como la Interpol y cuando se trata de saber saco todas mis armas.
Las mismas armas que uso en mis sesiones de coaching y tengo las más precisas para pulir emociones, solo aviso.
Bueno, el caso es que brujuleando por aquí y por allá, y preguntando a personas que podían ayudarme, comencé a conocer la historia de Django.
Y os preguntareis ¿por qué esa insistencia en conocer a éste señor?
Porque me gusta una historia más que a un oso la miel y si encima hay superación, pues doble ración de miel.
Django fue un gitano belga que tuvo que aprender a tocar la guitarra dos veces.
Sí, dos veces.
La primera vez fue de pequeño, cuando con doce años le regalaron un banjo. Trasteaba con el instrumento y acabó tocando de oído. Llegando a ser un virtuoso y ganándose la vida tocando en cafeterías y clubs parisinos.
La segunda…
Tuvo que reaprender por supervivencia.
Con 18 años tras volver de una actuación se prendió fuego la caravana en la que vivía con su mujer. Django salió muy mal parado, con quemaduras graves en su pierna derecha y mano izquierda, le dijeron que no volvería a tocar la guitarra.
Para mi amigo esa no era la solución.
Así que, cambió su técnica debido a la atrofia inevitable de los dedos anular y meñique. Y comenzó a tocar la guitarra con dos dedos.
Sí, sí, con dos dedos.
Al escuchar tocar a Django lo primero que pienso es, que mal lo tuvo que pasar este pobre hombre. Lo admiro no solo por como toca si no por el esfuerzo titánico que tuvo que realizar hasta llegar, de nuevo, a ser un virtuoso de la guitarra.
Fíjate, cuando conozco este tipo de historias siempre me intereso en el trayecto. El final sí es espectacular pero… ¿Cómo lo hizo? ¿Cómo superó la negación? ¿Cómo gestionó sus emociones? Un sinfín de interrogantes que hace que mi admiración crezca.
Pues bien, en mis sesiones de coaching
Te resuelvo todas esas preguntas y muchas más de manera particular para que tú mismo/a puedas
Superar la negación. Dejarás de maltratarte con falsas creencias.
Gestionar las emociones. Aprenderás a tener un lugar para cada emoción y pondrás cada emoción en su lugar.
Saber cómo tomar decisiones y resolver conflictos sin bloquearte.
Disponer de las herramientas necesarias para no vivir encorsetado/a.
Y lo mejor de todo, tienes la primera sesión gratis y sin compromiso, para que me cuentes en qué punto estás y donde quieres llegar.
Voy preparando un té y poniendo algo de Django para hacer la sesión más agradable.
Tengo café también si lo prefieres.